sábado, 25 de febrero de 2012

Los puntos de vista de Juan Wesley con respecto a la perseverancia de los santos

Habiendo alimentado por algún tiempo un fuerte deseo de unirme al señor Whitefield en todo lo posible, a fin de anular o suprimir disputas innecesarias, he escrito mis sentimientos con toda la claridad de la que he sido capaz, en los términos siguientes:

Hay tres puntos en cuestión: … 1.- Elección incondicional. 2.- Gracia irresistible. 3.- Perseverancia final.

Con respecto a la primera, elección incondiconal, creo lo siguiente: Que Dios antes de la fundación del mundo, eligió incondicionalmente a ciertas personas para realizar ciertas labores, como por ejemplo a Pablo para predicar el evangelio;

Que ha elegido incondicionalmente a algunas naciones para recibir privilegios especiales; en particular la nación judía.

Que a elegido incondicionalmente a algunas naciones para escuchar el evangelio, como Inglaterra y Escocia, en la actualidad y muchas otras en el pasado.

Que a elegido incondicionalmente a ciertas personas para disfrutar de muchas ventajas especiales, tanto en lo que respecta a lo temporal como a lo espiritual; y no niego (aunque no puedo demostrar que sea asi)

Que a elegido incondicionalmente a algunas personas a la gloria eterna.

Pero no puedo creer lo siguiente:

Que todos los que no han sido elegidos así para la gloria deben perecer para siempre; o Que haya un alma en la tierra que jamas haya tenido la posibilidad de escapar (a) la condenación eterna.

Con respecto a la segunda, gracia irrestible, creo lo siguiente: Que la gracia que produce fe, y por lo
tanto la salvación del alma, es irresistible en ese momento;

Que la mayor parte de los creyentes tal vez recuerden alguna vez cuando Dios los convenció irresistiblemente de su pecado;

Que la mayor parte de los creyentes descubre en algunas otras ocaciones que Dios actúa irresistiblemente sobre sus almas;
Sin embargo, creo que la gracia de Dios, tanto antes como después de esos momentos, puede ser y ha sido resistida; y Que en general no actúa irresistiblemente, sino que podemos obedecerla o no.

Y no niego lo siguiente:

Que en algunas almas la gracia de Dios es a tal punto irresistible, que no pueden menos que creer y ser finalmente salvadas.
Pero no puedo creer:

Que deban perderse todos aquellos en quienes la gracia de Dios no opera de esta forma irresistible; o

Que haya un alma en la tierra, que no tenga, y nunca haya tenido otra gracia, que aquella que en realidad aumenta su condenación, y que estaba designada por Dios para que así ocurriera.

Con respecto a la tercera, perseverancia final, me inclino a creer lo siguiente:

Que hay un estado asequible en esta vida del cual el hombre no puede caer; y Que aquel que ha llegado a esto puede decir: “Las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”

Tomado de Teología Bíblica y Sistematica pag.197-198

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